Las rosas nacen cada día,
en los manantiales,
entre las heridas de guerra,
mezclar su aroma
incesante de café.
Fibra vegetal y carnosa
que mantiene mi espíritu y
restaña mi corazón,
¡músculo que no se rinde!
Lucha, juega, quiere, ama…
y no dejara de latir
aunque le falte el oxígeno.
Respirara por los orificios
de otras bocas;
esas que no me abandonan;
las que más quiero;
pequeños placeres de mi alma.
Antonio
Molina
Tus letras laten al compás de la sinfonía de tu pluma, Antonio, tus letras son pétalos de seda para el alma.
ResponderEliminarGracias por los bellísimos comentarios que siempre me regalas envueltos en lindos versos, me parecen preciosos.
Mi admiración y un beso.