Un niño juega solitario
buscando sensaciones nuevas.
Desenrosca la perilla de la
luz
que en la cabecera de su cama
encuentra
buscando encontrar en ella
los calambres que le iluminen
y le llenen de grandeza.
Las descargas incitan su
cuerpo
sus zumbidos le estimulan y
le quema
brotando chispas en su
interior
que le trasporte a mundos
estelares
para poder así, contemplar
las estrellas.
En el tiempo trascurrido
la perilla en su interior, se
renueva,
la corriente que hay en su
profundo
a brotado vida nueva
sus descargas son los versos
versos que salen de ella.
Antonio M. Medina
El mundo ilusionado de los niños, ese mundo ingenuo y envuelto en ternura y en ilusiones, deseando tocar una estrella desde la mirada.
ResponderEliminarBellos versos.
Un beso.
PD.- Cuando queráis me enviáis por email un poema para compartirlo en mi blog.
Gracias María esa ilusión de niño no podemos perder.
Eliminarun beso
antonio