Esta mañana, una alfombrada estera ocre
circunda mis pisadas. Piso. Una, dos, tres,
y no se quejan. Admiten su destino aquiescentes,
incluso ahora, al deshacerse en tierra.
Así obliga natura, por ser materia. Verde y ocre materia
la que por siglos ha rellenado los huecos de las cosas
ha instalado raíces, y… me ha llenado a su vez
de esa materia. Aunque a veces, sea vil, o aunque no lata
como caballo al trote en algún pecho, sigue siendo materia.
¿Qué es la materia descarnada de formas
más que un amasijo de organismos selectos?
Materia que oxida el tiempo, que opaca el devenir en
latitudes
que te arrastra impasible hasta el origen
aunque sea un no tu respuesta constante.
Y te quiero por eso, por materia, porque ella salta en mí
cuando te miro
se me amontonan dentro, mil fluidos, tiritando al salir.
Es entonces, que se agranda y estrecha, el túnel donde
se mueve toda
barrita y desgañita esos adentros, tan sin luz,
pero es aurora de pequeños rincones suculentos
donde se nutre y sigue, hora tras hora.
daniela bartolomé
El hombre debe meterse
en barro hasta la cintura,
para integrarse en su pueblo,
sufrir con él, amar con él
compartir todos los sueños.
Los tuyos, tan agradables
mi cielo, mujer de carne, y de hueso.
Tu volcán ha de cubrirme
con su lava, para que yo
sea eterno
reposar en la almohada
de tu mirar, mujer amiga
mujer amada. Compartiremos eternidad.
antonio molina
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