EL GRITO Munch (1893) |
TORMENTA
Nos asaltó el abigarrado recuerdo,
caótico torrencial de imágenes.
Cadáveres desnudos elegían nuestros
cuerpos para tatuarse indefinidamente
como el brillo del sol sobre el espejo.
Nuestro grito ininteligible, volcó
toda la sensibilidad miedosa que
acumulábamos en nuestros encuentros.
Sí, nos dejamos caer por ese cráter,
concavidad de "País de las Maravillas"
donde no sabíamos, solo nos latía el
corazón y la sien como si aquel segundo,
fuera a terminar con nuestras vidas;
y cuando nos alzamos, ya pasada la
tormenta,no supimos ni el nombre del otro.
Daniela B.
Muy afortunada elección de la imagen del cuadro de Munch para tu composición, Daniela. Tal vez la angustia existencial de El grito nace más de la soledad que desde el amor de tus versos, pero hay un vértigo similar en ambas situaciones. Con un abrazo.
ResponderEliminarSalud