Los campos se pueblan de cebada y trigo,
generosa tierra de Castilla;
inunda el verde de su alma el fondo.
Azuza los versos que vomitan manos,
pueblan pergaminos ávidos de sueños;
ojos de aceituna enjaulan sus cuencas
brotan de su cara, que calman mis ansias
de mirada clara, compartiendo letras,
letrillas, sonetos, cuentos y leyendas…
Las ascuas, la llama emerge de su cuerpo.
Su pecho se inflama en su respirar.
Mantengo el recuerdo en mi paladar
sus ojos su boca son... para soñar.
Molina
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