Anduve, anduve… anduve
entre la gente nuestra,
la que me alimentaba
lo mismo el cuerpo que el alma,
aquella que a mí me hizo
caminar entre tres ríos,
debajo de aquellas peñas
y sus llanos y barbechos
y a llevar erguida la cabeza.
Conocí a mucha gente
que resplandecía con su
brillo
de esperanzas llenas de
respuestas.
Deambulé entre sus cimientos
que me ataron a la tierra,
brotando tallos fecundos
que me apegaban a ella.
Cuando yo me muera
qué documentación,
qué carné he de llevar
al salir de ella.
Acaso me dirán:
De qué partido eres,
qué ideología profesas.
Quizás no pueda entrar
Iré indocumentado.
Sin llevar referencias.
Espero que comprendan
al hombre solitario
que no tuvo carné
que fuera indispensable
para poder vivir
al pasar la frontera
Allí estuve de paso.
La tierra es un destierro
y tuve la fortuna
de pulular por ella.
Antonio molina
Caminamos en el sendero de la vida, nos cruzamos con gente, y al final... el tren se para en la estación de la vida.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias María,
Eliminarcreo que es mejor dejarse conducir por ese maquinista que, silencioso, nos deja a cada uno en la estación que nos coresponde, para el descanso merecido.
un beso
antonio
Hola Antonio
ResponderEliminarTu poema me recuerda al gran Antonio Machado.
Enhorabuena
Un abrazo
Luz
Gracis Ele...,
Eliminarpero, no me compares con nuestro maestro, hasta la fecha no habra nadie que con su pluma y corazón sea capaz de ser lo que Él fue. Su grandeza me hace muy pequeñito..., quizás una simple pulga o piojo, que tan facil se aplasta con los dedos.
un abrazo
antonio