Insuflado de cielo voy por las avenidas
miro en escaparates mi sinuoso reflejo.
Los transeúntes me miran. Me miro yo también
y comprendo, apenado, lo que dejé de ser.
Fui egoísmo, fui amor, y fui melancolía
de las tardes sin ti que menudas bramaban.
Dibujos inconclusos que dejé en la ventana
echándose a volar sin pajarita. Papel.
Las verdes ramas del acebo en mi rio
inclinadas, abren su verde que me
susurra: ¡ven!
Sus espinas me cubren de piedras ¡bien preciosas!
De piedras, esa tumba de gemas, sangre y miel.
Para romper el corro sigo, insuflado de cielo
miro en escaparates, miro y nadie me ve.
Daniela
Y sigue mirando, Daniela, no importa que alguien te vea.
ResponderEliminarPreciosos versos, como esas piedras preciosas.
Un beso.
Hola María:
EliminarSí María, sigo mirando y mirándome, de lo singular a lo plural, de la particular a lo global, del yo al nosotros. Gracias bss.
daniela
Bien. Me sorprende que el poema esté escrito en masculino: insuflado de cielo; comprendo, apenado... Tal vez la capacidad de ponerse en la piel del otro o porque te salió así. El caso es ese paseo por las imágenes virtuales de los escaparates y las más reales de nuestros interiores.
ResponderEliminarSalud.
Hola Julio:
Eliminarla verdad es que él tiene un ella incluído y viceversa, todo es hombre y mujer a la vez o a mí así me gusta pensarlo y sentirlo, en estos escaparates interiores. Gracias Julio siempre un placer.
daniela
Daniela,tu poema nos hace pensar,que nos miramos en los demás,cuando los encontramos por la calle...En ellos vemos nuestra tristeza y nuestra alegría,nuestro cielo y nuestro infierno...Somos en los demás y ellos son en nosotros.
ResponderEliminarMi felicitación y mi abrazo siempre,compañera y amiga.
M.Jesús
Hola María Jesús:
Eliminarlos otros ese espejo en el que nos miramos, o no, pero que nos devuelve una imagen, a nuestra imagen y semejanza. Gracias por pasar y mirarte, bss.
daniela