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PINGÜINO Y LA FOCA
Estaba Don Pingüino
empeñado en borrar
la luz de los relámpagos:
¡le sentaba fatal!
Pasaba tanto miedo
con el blanco fulgor
que se tiró en un charco,
y se hizo un coscorrón.
Doña Foca, enfermera,
le curó aquél chichón,
con algodón de nube
y un poquito de ron.
Anda un poco piripi
Don Pingüino, y burlón,
a Doña Foca quiere
regalarle una flor.
Oteando el horizonte,
ni una flor encontró,
por ello, pensó entonces:
-¡mm! le regalo...¡un salmón!-
Doña Foca, Foquita,
relame el bigotón,
y Don Pingüi, Pingüino,
¡todo rojo, de amor!
Daniela
Aunque no conozco la obra de la autora bilbaina Ángela Figuera, creo que estas coplas desenfadas y nada sosas, amorosas y puestas a remojo oceánico, le harán justicia. Te desenvuelves muy bien en este estilo y nadas entre las aguas de los versos con más maestría que los enamorados pingüinos. Perdón, pingüino y foca. Un placer.
ResponderEliminarSalud.
Hola Julio:
EliminarHe querido hacer eco de su obra infantil, o mejor dicho de su poesía para niños (a la niña que soy le encanta ja, ja)"Cuentos tontos para niños listos" en que una diversidad de animales personificados cuentan cosas cotidianas y llenas de ternura y amor, muy recomendable para pasar un rato de lectura sonriendo bobaliconamente, ¡sí, así como cuando estás a gustito! Gracias Julio.
daniela