Retortijones de dedos
se deslizan suavemente
por la piel de su cintura.
Sentidos tenues se abrazan 
al perfil  de la locura,
por entre sus dedos torpes
se emblandece la hermosura.
El corazón tintinea, la sangre
campana dura, en la que 
bebe sueños; loco 
por sentir su cuerpo, 
por aferrar  su cintura.
Antonio Molina
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